martes, 12 de julio de 2011

Americanooooooos, os saludamos con alegríaaaaaaaaa!!!

¡Buenas a tod@s!

Aquí estamos en nuestros primeros días americanos. La cosa va bastante bien, ya que esta ciudad Ann Arbor (En arrrrrberrrr, en americano), en la provincia de Washtenau (Guoshnau, y no pronunciado como chiquito “Aguastenau” -que os veo-), estado de Michigan, es muy acogedora. Pero empecemos desde el principio...

Tras 8 horas de vuelo con dos comidas, cerveza à volonté, mantita y almohada incluidos, llegamos al aeropuerto JFK de Nueva York. No escribiría nada sobre este sitio, si no fuera porque nos encontamos algunas cosas curiosas, de las que dejé constancia fotográfica. Lo primero fueron los dispensadores de aparatos electrónicos de Best Buy, ¿que quieres una Nintendo DS? Pues metes el dinero, pulsas F4 y, ¡ya está! Así también con cámaras de fotos, juegos, etc. Después fuimos a dar un paseo por el aeropuerto, ya que teníamos que esperar 6 horas y entonces nos encontramos con el paraíso IPad2 (ñao, te habría encantado). En algunas de las puertas de embarque, había mesas de cafetería con un IPad sobre cada una de ellas que se podían usar libremente y que también servían para hacer el pedido del bar que tenías a un metro (para no caminar mucho). En fin, ¡una pasada! Al final, tras 17 horas totales de viaje, nos recogieron Sam y Ben (compañeros de trabajo de Pablo) y nos llevaron a Ann Arbor, por suerte eran las 22h cuando llegamos y pudimos ir directamente a dormir.

Logo de Universidad
La ciudad alberga la universidad de Michigan, que tiene un campus precioso. Cada uno de los edificios es diferente y de tamaño considerable, con el típico estilo universitario de las películas: edificios de ladrillo visto, su bandera americana y escaleras para entrar por la puerta principal (que, una vez dentro, tienes que bajar para algunos trámites). Hay árboles gigantescos gobernados por ardillas muy acostumbradas a la presencia humana y muchas zonas verdes. La eficiencia es similar a la finlandesa, ya que los papeles de Pablo estaban listos nada más llegar y el carné de estudiante (the Mcard, por lo de Michigan) se lo hicieron en el momento. Os dejo un pequeño vídeo de las primeras impresiones de Pablo con el campus de fondo... 


Farmer's market
Ann Arbor es una ciudad pequeña, con grandes avenidas y casas enormes, pero sin edificios altos. Nos ha sorprendido mucho el cuidado que ponen en la decoración y escaparates de las tiendas, aunque sea de videojuegos. No hay carteles fluorescentes y casi todos los establecimientos son de madera por dentro con techos altos. También sorprende que las casas no estén separadas unas de otras por vallas y que tengan todo el mobiliario de jardín, las bicicletas y los juguetes de los niños ahí expuestos sin ninguna protección, lo que indica que aquí la gente no debe robar mucho. Están todas las calles llenas de flores (y eso que el invierno aquí es de -25ºC) y no hay carteles de publicidad más que unos pequeños anuncios clavados en las jardineras tipo “Vote Murray” o “Support public schools”.

Foto para que veáis que nos alimentamos bien
Aún así se respira el ambiente americano, ya que hay bastante gente obesa. El otro día Marta y yo entramos en Ben & Jerrie's para tomarnos un helado. A nuestra derecha, madre e hija se decidían por su fresca adquisición: un cono equivalente a tres de los nuestros con tres bolas de helado y toppings de almendras. “Será para las dos”, pensamos Marta y yo... ¡Ja! Eso era sólo para la hija de 10 años!!! La señora madre se pidió otro cono de tamaño similar, que además estaba bañado en chocolate y con sus respectivas tres bolas. Nosotras nos decantamos por un batido helado y, cuando el señor nos preguntó qué tamaño, aún dudamos entre el “pequeño” (unos 33 cl) y el mediano (no sé, muy grande) por eso de la comparación, ya que el chico parecía demasiado chico al lado de los otros tamaños. Nos decantamos por el pequeño (hecho con 2 bolas de helado y un vaso de leche “como se alimenta un campeón”) y el hombre se sorprendió de que lo compartiéramos... Hemos llegado a la conclusión de que lo pequeño aquí es lo grande de allí. Las hamburguesas normales son más grandes que las de España; las Coca-colas chicas, son las medianas de allí y casi siempre, puedes rellenarla cuantas veces quieras y las pizzas tienen un tamaño descomunal, sobre todo, en altura. Todo el mundo camina con algo en la mano por la calle: un helado, una granizada (que es hielo con sirope de lo que quieras por encima), un café, un bollo, una magdalena tamaño bizcocho o comida para llevar...

¿Veis? Servilletas de papel reciclado
Por todos lados huele a comida rápida (que tiene la capacidad de hacerte salivar aunque no tengas hamre), todo está tan a la mano, que no nos sorprende que pequen cada poco rato... Hay establecimientos de todo tipo, pero casi siempre y pese a la pulcritud del decorado, los lavabos limpios y el servicio agradable, te sirven lo que vayas a tomar en envases de plástico aunque te quedes allí mismo. Eso sí, las servilletas son de papel reciclado por eso de colaborar con el medio ambiente.

Es curioso porque reciclan todo, tienen bombillas de bajo consumo y paneles referentes al cuidado del medio ambiente por todas partes, pero después y sólo con la comida, una persona puede generar una bolsa de basura al día. Y no hablemos de la movilidad, las distancias son enormes porque todo está a tomar por saco. En el centro, no hay ni un sólo supermercado, papelería, ferretería o pescadería, sólo establecimientos de restauración, aunque, hay que decirlo, tiene zonas peatonales. Para lo demás, tienes que irte a las afueras, por supuesto, en coche. Nosotros tres somos los únicos que andamos por aquí, ahora iremos en bici, ya que ayer conseguimos alquilar unas a muy buen precio.

Tras estos primeros días, aún tenemos dudas, pensamientos varios:
¿Qué se puede echar por el fregadero que tiene el triturador de alimentos?
¿Qué hacen los estudiantes por aquí si ya ha acabado el curso?
¿Por qué el papel higiénico es de una capa ultrafina-casi-transparente?
Aunque el coche tenga prioridad, se paran al ver un peatón,¡muy respetuosos!
¿Por qué el agua no entra en el menú, pero puedes tomar cuanta bebida carbónica azucarada quieras?

En fin, aún nos queda mucho por ver... ¡Seguiremos informando!